Parte 6: Las conquistas pendientes
El Fondo de Compensación de las Víctimas del Amianto
Las últimas décadas constituyeron un largo y laborioso camino de investigación, divulgación y reclamación para conseguir la mejora de los derechos y condiciones laborales de los trabajadores. En Ferrol, España, Europa y el mundo entero. Pero aún queda camino por hacer: la ampliación del cuadro de enfermedades profesionales, el incremento de la tasa de reconocimiento, la reducción de los tiempos administrativos o la incorporación de planes efectivos de detección y retirada de amianto en edificios antiguos son algunas de las cuentas pendientes. En los últimos tiempos, la gran conquista por la que las asociaciones no dejan de luchar es la aprobación del fondo de compensación estatal para las víctimas del amianto, una promesa que ya suma cuatro años de retraso y que lleva años funcionando en otros países como Francia. “La aspiración de este fondo es dejar de tener que acudir a los tribunales para resolver estos temas”, declara Pillado. “El problema es que mucha gente no conoce el trabajo de las asociaciones y no se entera. La gente muere sin reclamar”, añade.
Tras un intenso proceso de protestas y negociaciones en los últimos meses, a finales de junio los partidos políticos acordaron en el Congreso de los Diputados la aprobación de la ley del fondo fijando un plazo máximo de tres meses para su puesta en marcha. Los sindicatos y asociaciones venían de recibir con sorpresa en el mes de marzo la noticia del cambio de parecer del PSOE respecto a lo prometido. El partido presentó en aquel momento unas controvertidas enmiendas a la proposición de ley que excluían a los trabajadores de la cobertura del fondo, destinando las cuantías únicamente a víctimas de exposición ambiental y doméstica. Las protestas sociales fueron inmediatas ante la incomprensión de tal marcha atrás con respecto a lo acordado. Tras este episodio, parece que el fondo está ahora en vías de salir adelante siguiendo las disposiciones iniciales, lo cual hace respirar a las organizaciones y afectados, que ya empiezan a ver más cerca de cumplirse una de sus demandas más reclamadas.“Quedamos a la espera de ver cómo evoluciona la creación del fondo. Cuando esté aprobado, la intención es organizar un acto para informar sobre su funcionamiento”, adelanta Ramón Río.
Navantia ya no es el foco del problema, ahora lo es la uralita antigua
Piñeiro afirma que “desde la prohibición en 2002 del uso del amianto, hay que esperar que durante alrededor de 50 años sigamos viendo casos de pacientes postexpuestos, pero cada vez serán más aislados”. La preocupación por la presencia de amianto se traslada de las fábricas, donde ya no podemos hablar del uso de este material, a los edificios antiguos y demás instalaciones en las que aún no se procedió a la retirada del amianto. El actual presidente del comité de empresa de Navantia, Emilio García Juanatey, asegura que las instalaciones de los astilleros y los buques construídos en el nuevo siglo están libres de amianto. Sin embargo, indica que a día de hoy siguen llegando a los talleres barcos antiguos de otros países con restos de amianto que los operarios deben retirar. “Existe un protocolo específico para la retirada segura de ese amianto, con equipos de protección individual, cabinas especiales de lavado y otras medidas de seguridad e higiene”, explica Juanatey. Añade además que el tiempo máximo de trabajo en contacto con el amianto está limitado a cuatro horas al día.
Los profesionales sanitarios coinciden en resaltar la necesidad de generar conciencia social sobre los riesgos del amianto presente en antiguas construcciones, un problema que afecta a toda la población. “Cuando la gente pide presupuesto para retirar el amianto de sus edificios y se encuentra con los altos costes que conlleva, muchos proponen deshacerse de él por su cuenta, con el peligro para la salud que esto implica”, lamenta la Dra. Diego. Una práctica común e inconsciente que trae consigo un riesgo ambiental, pues los residuos de amianto cuentan con un protocolo específico por ley para su depósito en vertederos autorizados.
No dejar morir la memoria
Por su parte, organizaciones y familiares de afectados llaman la atención sobre la importancia de no relajar la reivindicación y la puesta en valor de las víctimas. Según Pillado, esto contribuye a que se diluya la atención sobre los derechos de los trabajadores y a que se frenen los avances.
El fotógrafo y vecino ferrolano César Toimil lleva años llamando a la puerta del ayuntamiento proponiendo la colocación de un pequeño monumento que sirva de homenaje a todas las personas que perdieron la vida por su puesto de trabajo. Toimil conoce la cara más dura del amianto tras acompañar durante cuatro años a su padre en el transcurso de su enfermedad, que provocó su fallecimiento en 1999.“Me da mucha envidia ir a otros países y ver una estatua donde los familiares pueden ir una vez al año a poner una flor o que la vea un visitante y pueda enterarse de lo que sucedió en ese lugar”, expresa. Toimil habló con las sucesivas corporaciones municipales que han pasado por Ferrol en las últimas décadas y todas le aseguraron, en algunos casos públicamente, que este homenaje es necesario y que se hará todo lo posible por encontrarle un sitio. Pero el hueco sigue vacío a pesar de conseguir el compromiso de artistas de renombre para asumir el trabajo de forma gratuíta. Toimil y Pillado coinciden en que este gesto parece otro intento de desviar la mirada, de procurar que los problemas se resuelvan por la puerta de atrás sin hacer ruído.